APRENDIENDO CON LOS SENTIDOS
En la pedagogía liberadora de Freire el educador no es el que transmite la realidad, sino que es el educando el que la descubre por sí mismo, el conocer, no es sólo una producción de conocimientos nuevos, sino que también es apropiarse de los conocimientos ya obtenidos, someterlos a una autocrítica para producir nuevos conocimientos.
Si observamos nuestro sistema educativo vemos como todo lo relacionado con el pensamiento formal se encuentra sistematizado en objetivos, contenidos y rutinas, pero todo aquello que tiene que ver con la dimensión emocional y corporal, que es a partir de allí que se forman los estudiantes, queda relegado. Nuestras conductas integran lo racional y lo emocional, sin embargo, las emociones se apoderan de nuestras reacciones y actuaciones: cuando sentimos rabia, tristeza, pena, alegría, etc.
Por ello es importante saber que los diferentes espacios donde se desarrolla la persona y el ser, están invadidos por gran variedad de estímulos sensoriales, y la escuela no es la excepción, la vista, el gusto, el olfato, el tacto y el oído, son estimulados por innumerables factores en la escuela; desde la interacción con el otro y con el conocimiento, se inicia este uso imparable de los sentidos, pero desafortunadamente, esos sentidos no se estimulan con el fin de que conozcamos con ellos, puesto que se supone que aprendemos con nuestra cabeza, cuando en realidad “la mente está viajando por todo nuestro cuerpo en pequeñas caravanas de hormonas y enzimas, ocupada en dar sentido a esas complejas maravillas que catalogamos como tacto, gusto, olfato, oído, visión…” como lo plantea Bernard Michel.
Encontrar el verdadero sentir de la piel, interpretar con esta y vivirla es valorado por pocos, brindar experiencias significativas donde el conocimiento llega gracias a la exploración del entorno, de conocer con el cuerpo y los sentidos es medida. El uso entonces que se le da a los sentidos en la escuela es superficial: tienes ojos para ver y claro para leer, tienes manos para que escribas y copies lo que te digan, tienes oídos para que escuches atentamente lo que te enseñan, tienes boca para que hables cuando tengas permiso o algo bueno que decir y tienes nariz.. Nariz?, ah sí, para que huelas algo. Pareciera que explorar con los sentidos fuera una gran pérdida del tiempo, es triste ver como el cuerpo es separado de la mente; pues para muchas instituciones lo más importante para la educación es sentar y controlar al estudiante dejándolos en un recipiente y privándolos del contacto con lo verdadero para así llenar su cerebro de aprestaciones, conceptos y contenidos académicos, porque se supone que de esa forma seremos inteligentes, y seremos alguien en la vida.
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